El Congreso Nacional puede definirse, de manera sencilla, como el hogar de la democracia dominicana, pues es en este lugar donde concurren los representantes de todas las regiones del país y comunidades en el exterior para discutir los principales temas de interés nacional.
En este sentido, el Poder Legislativo está llamado a velar por los intereses de todos los dominicanos por medio de sus tres funciones básicas: legislar, fiscalizar y representar. Ahora bien, para poder alcanzar este objetivo, es necesario que el Congreso cuente con la voluntad, las herramientas y las capacidades para poder entender a fondo los problemas que afectan a nuestra República y para poder generar las soluciones que les den respuestas.
El progreso que se alcance dentro de la Cámara de Diputados y el Senado de la República definirá, en gran medida, como la República Dominicana progrese.
Así, si ambas cámaras se mantienen legislando y fiscalizando activamente sobre temas coyunturales, como la protección del medioambiente, en vez de dejar estas áreas sin regulación y supervisión, entonces el país avanzará. Pero los 222 legisladores que tenemos el honor de entrar por estas puertas tenemos que tener claro que venimos a representar y a trabajar por los más de 10 millones de dominicanos.
Por eso creo, en buen dominicano, "al que madruga, Dios lo ayuda". Así, mientras el Congreso madrugue y hagamos nuestro trabajo con amor, dedicación y con la claridad de que a quien servimos es al pueblo dominicano, no hay duda que como avance el Congreso, avanzará el país.
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